domingo

ISABEL RODRIGUEZ BAQUERO

Eros

Escalo la montaña de tu pecho.
Tus manos son la suma del ardor.
Me pierdo por la fiebre de tus labios.
Nos estalla en los muslos un volcán.

Tu aroma de canela y yerbabuena.
Mi almizcle y mi naranja y mi jazmín.
Y tu olor de simiente desgranada,
y la arena anhelante de mi sed.

Las palabras son música infinita,
estremecido son de viento y mar,
puertas del abandono y la pasión.

No necesito verte: te dibujo
con mis dedos, mis labios y su sal.
Y paladeo el gusto de tu piel.

..............

Penélope

No creáis mi historia:
los hombres la forjaron
para que el sacro fuego de inventados hogares
no se apagara nunca en femeniles lámparas.

No creáis mi historia
Ni yo esperaba a Ulises
Tantas Troyas y mares y distancias y olvidos...
ni mi urdimbre de tela
desurdida de noche
se trenzaba en su nombre.

Mi tela era mi escudo,
no del honor de Ulises,
no de la insomne espera
del ya más extranjero
que los lejanos príncipes que acechaban mi tálamo.

Y si el arco de Ulises
esperaba su brazo,
es porque yo al arquero
sólo desdén profeso,
y nada me interesan sus símbolos de pureza:
sus espadas, sus arcos,
sus tremolantes cascos
y las espesas sangres
de su inútil combate.

No creáis en mi historia
Cuando volvió el ausente
me encontró defendiendo con mi ingeniosa urdimbre
mi derecho inviolable al tálamo vacío,
a la paz de mis noches,
al buscado silencio:
la soledad es un lujo que los dioses envidian.

.........

Entonces

Cuando ya nada importe.
Cuando ya hasta los grillos más tenaces
apaguen el clamor de su chirrido;
cuando por las esquinas de la noche
se eclipsen los deseos
y en un rumor de oscura madreselva
se confundan los ecos
de la impaciencia antigua
y sus desvelos.

Cuando el airado cielo y su tumulto
se entreguen al silencio,
cuando el viento recueste su cabeza
y se evapore el mar...

Entonces me veréis
llegar, intacta, envuelta
en el azul sudario de mi vida,
regresada, veraz, indemne, libre,
a salvo de ataduras
de amor y de naufragios,
del largo desconsuelo
y la voraz urgencia.

Entonces, sólo entonces.
Cuando ya nada importe.
Cuando todo esté aquí.

.............

Otoño

Adagio

¿Qué estoy haciendo ahora,
varada en mi ventana,
mientras un nuevo otoño incendia los pinares
y derrama en mi mesa
su dulce llamarada?

               (Y tu piel allá lejos,
                y tu boca temprana)

¿Y por qué este inventario
de ardores y de inviernos,
de la sed y del agua?

                 (Y tu risa perfecta.
                 Y tu boca lejana...)

II
En la soledad espesa de esta noche de octubre
una puerta se abre...
Tal vez sea sólo el viento.
Seguramente, nadie.

Tal vez sólo la lluvia,
penetrante y cercana,
con sus húmedos dedos llamando en mis cristales.

Tal vez sólo el crujido
con que se ensaña el tiempo
sobre la piel opaca de las fotografías

Tal vez nunca se abra
la puerta del deseo.

Mas tal vez esta noche
de octubre suntuoso
se produzca el milagro.

            (Y ni yo sé decir
            el milagro que espero...)

.......

Verano

Vivace

I
Tan alta era, tan alta,
la torre de tu cuerpo.

Y tan honda, tan honda,
mi raíz de misterio.

Yo no acerté a escalarla.
Tú no bajaste al fondo
profundo del deseo.

                (Primavera lloraba
                soledad a lo lejos)

Se levantó la noche
desde un mar de silencio.

........

Viaje

He cerrado mi maleta
sobre el viejo cadáver que alimento a diario,
con el forro gastado de sus ropas cansinas,
su casi imperceptible olor a camposanto,
su traslúcida piel.

He cerrado mi puerta
tras el silencio espeso de la alcoba vacía,
con sus sábanas yertas de irrevocable ausencia,
sus ventanas cerradas al rumor de la vida,
su lenta oscuridad.

He cerrado mi maleta
y he metido en el fondo, con mi viejo cadáver,
un candil de esperanza y unas gotas de olvido,
un traje de deseo y unas botas de andar;
y he salido a la luz.

He cerrado la casa.
Les he vuelto la espalda a los ciegos rincones,
a las hoscas paredes que musitan rencor,
y he comenzado un viaje sin destino y sin rumbo,
un viaje que me enseñe,
desde los vericuetos y vueltas del camino,
a enterrar mi cadáver definitivamente
y a nacer otra vez

.......

Inútil

Es inútil soñar aquellos besos.
Inútil evocar aquellas horas,
aquel agonizar los dos, obsesos
de soledad, de sed devastadora.

Inútil demandar a nuestros huesos
alzarse sobre el tiempo y nuestro ahora;
que tú ya no eres tú, ni yo, ni esos
instantes volverán. Inútil. ¿Lloras...?

Pero no. Tú no lloras. Tú, sombrío.
Inútil esperar una palabra.
Inútil ensanchar el llanto mío.

Inútil ya el vivir. Tu mano labra
-qué impiadoso el buril de tu sentencia-
mi muerte, sobre el barro de tu ausencia.

..........

Final

Yo subiré al amparo de tus labios
entre nubes de acero desgarradas
y trenzarán al fin mis dedos sabios
las olas de tu aliento desatadas.

Yo llevaré a tu puerta mi astrolabio
y mi esfera armilar y mis andadas.
Y llegaré sin dudas ni resabios,
sin historia y sin huellas, y sin nada.

Y dormiré al cobijo de tus besos.
Y a la luz tersa de la amanecida
carne y carne serán glorioso cepo.

Monumento de amor serán los huesos.
Árbol sin fin los enlazados cuerpos
con su savia de sangre estremecida.

martes

Poema del día - Basho y el eco del mundo ( Gustavo Adolfo Garcés)

De la noche
solo escucho
la sílaba de la rana




LUIS DANIEL PULIDO AGUILAR

LA BALADA DEL CABALLERO DE LA NOCHE

Algo hay de cierto cuando digo te amo,
ya que no padezco de fenómenos generacionales:
Ni hippie ni tecnócrata ni revolucionario,
siempre –rayo fulminante– conservo en mis puños
el hematoma y la giba contra la falsa libertad
del pensamiento de protesta

No creo en la voluntad romántica del socialismo,
tampoco en la obvia travesía de los capitales,
aunque prefiero Cancún o Los Cabos,
ese título particular que dan las mujeres bellas

No quiero desmitificar la Conquista,
quedarme atrapado –contigo o sin ti–
en esa porción de ingenuo chantaje;
quiero romper a patadas o golpes
los agravios que dan fisonomía
a la historia que nos cuentan:
hacer perceptible, en cada orgasmo,
la sangre que como una nube de nervios
desciende por mi pecho

No puedo decir te amo sin dar, mínimo,
veinticinco panes amargos a los perros del alma;
no puedo desaparecer la sed que tengo con poemas
de agua dulce, mucho menos con el zumbido del río
a punto de desbordarse

Quiero la crueldad del niño que no tiene interés
por la vida, su falta de precaución, sus ojos aislados
del mar, lo que recorta y resguarda bajo una caja
de crayolas y no muestra a nadie por el riesgo
de convertirlos en aviones que caen




EL REGRESO DEL HALCÓN MILENARIO

He platicado –en La Puerta Abierta– que te conozco
de hace un buen tiempo, que me di un gatillazo de cocaína
en el pecho y que entre porqués y maldiciones nunca
quise hacerlo

A veces mi temperamento sugiere la lectura intensiva
de un bonito recuerdo, la posibilidad de escribir
sobre el amor en las formas más sencillas,
que voluntariamente o involuntariamente
nunca diga esto ocurrió en mil novecientos
y tantos hasta este preciso instante que leo
a Proust, Waugh, los lumínicos de Victoria’s Secret

No creo en la paz como medida de agua mineral
o porción de tierra, creo en los grandes barcos
anclados de los apagones, en los bombarderos
de sedantes, en el vaho que arroja cosas al vacío

Hoy –dicen– me parezco al niño que fui:
He vuelto a perderme, a cortar el pan
en cuatro partes, a preguntar a qué horas
saldremos a la caza de las criaturas interplanetarias
que ponen en riesgo la señal por cable,
el proyecto “George Lucas para la Universidad
de Vermont”

Ojalá –pido– vuelvan las tienditas de las esquinas,
he inventemos palabras como azturtertirpurgruppen
y resoplemos el fondo vacío de los Boings de mango
y este país sea otro: sol ártico, isla del tesoro,
el Halcón Milenario



VANCOUVER

Hay días que me siento triste.
Triste como el jugador de hockey
que tras la derrota no crea fuentes
de empleos, ni aporta evidencias
científicas que contribuyan a la libertad
más extrema: a bombardear –sin remordimiento–
Vancouver o Godzillas

Triste, con el corazón en un referéndum
por el gol invalidado: en el reflejo del sol
en los espejos, en la expansión del universo,
en los músculos amoratados de lo táctico

Hay días que me siento triste,
como el documento de 120 páginas
que dictamina nuestro arresto,
la descripción detallada de los golpes
que nos llevan al piso para volvernos
profetas, el hilo y la aguja de las puertas
giratorias, la carne lacerada de la historia



CARTAGENA

Sé que para ti soy un extraño, no alumbro el oscuro noroeste
de editoriales organizadas, no hablo como tú, no entiendo
el origen del por qué hay habitaciones cerradas donde
hasta el diablo debería estar jugando a robarte un beso
a manera de algoritmos matemáticos

No tengo amores en el mundo del cine de culto,
no sé de robos espectaculares en Tila, de su industria
cinematográfica ni de sus volcanes profundos;
de las nubes de neblina acribilladas por el frío
del oleaje del mar de Cartagena

No somos ni amigos, cómplices de lámparas que se apagan,
no compartimos el pan ni el arroz, no sé dónde enterraste
tu ombligo ni tú de mis crímenes por cada pájaro que alza
el vuelo en esta patria sin fines de semana

Soy un extraño y no lo soy sólo para ti; mi madre me dice
que me acerque a ella y no sabe mi nombre,
y sé que es hora de desplegar mi banderita
de Iron Maiden en balcones en ruinas que albergan
hasta cuatrocientos niños tristes



BALADA PARA LUPITA CALVO

Apareciste en mi vida y no fue en el tráfico
de las nueve de la mañana, en el jardín de niños
de la vuelta de la casa; como parte de un pacto
con los consejeros de paz, en la cafetera del autoservicio,
en la tienda de mascotas que todo niño lleva por dentro

Mucho tuvieron que ver los policías con uniformes
de sulfuro y azufre de la literatura; los perros que olfatean
la emoción, las suelas de los zapatos, la punta del bastón
para firmar antologías y renacer una y otra vez en ellas

Una pena pues la inmortalidad en esos casos
dura un par de días, a pesar de adiestrar listas
de “éxitos” como todo radioaficionado que espera
ronroneen los gatitos oscuros del ánimo

Confieso: No creo en el amor si no hay pizza
de por medio, queso helado, eructos discretos,
servilletas que quiten con suavidad los restos
de mantequilla de tus labios

Y creo –como el quarterback que gana el Superbowl–
en los tiempos libres

Después de todo no existe poesía sin un hombre
de manos fuertes





HALLELUJAH PARA LA EMBARAZADA ADOLESCENTE

Nunca me exigiste un trato amable,
atención las veinticuatro horas del día,
resolver la velocidad con la que lees los libros
y no logras la sacralización de la carne,
cosa que prometo y cumplo sin volverme
específico

Nunca dijiste este hijo es mío,
esta boca tuya, mi adolescencia
la alcoba donde escucho
a System of a Down


Hablaste por teléfono aclarándome
que no quieres una historia,
que ambos cedimos a la noche
y punto; sin reclamos ni demandas
ni la dimisión de tus padres
a los libros que leímos y son tuyos
y, mea culpa, se volvieron cosas del diablo

Nunca me exigiste amor ni piedad
ni correspondencia, una mirada
amorosa a los papalotes de tu ultrasonido

Dijiste sólo quiero hablar y te escuché
y supe, entonces, que tu panza crece
y dedicas días a verte en el espejo
y no dejas de escuchar a The Fall
en los audífonos

De pedirme, que por última vez,
imite la voz de Leonard Cohen





¿Y SI ELLA NADARA CONMIGO?

En el amor se tiene siempre esa sensación inestable
de cuando se camina sobre la línea borrosa de un viejo
cuaderno lleno de notas, seguro de que los resultados
no se tratan de un original griego, una calca natural
de la bondad, el misterio de las estampas orientales,
la piedra donde florece el girasol y el iceberg

Es golpear una botella de agua contra la mesa
y salpicar el tomillo y el ajo

Es mudarse el traje dependiendo de a dónde te inviten,
si tienes que hablar del renacimiento español o barcos piratas,
de Tom Petty y los Heartbreakers; sitiar a la reina, darle el avión
al alfil y llevar a tu mujer a Selvogur sin amarrarnos las agujetas

Que en caso de una mancha en su vestido –y esto no es falta de seriedad–
encender las luces de una autopista, esperar a que el mar salga de las paredes
y nadar hasta la hipotermia





TLAXCOAPAN, AYER POR LA NOCHE

Es un hecho que pienso en ti;
por momentos, en el día, hago
contratos grandes de amor contigo
y somos protagonistas de una comedia
romántica de los años cincuenta
(a nosotros qué nos importa el 3D,
el espionaje, que nos pasen en la
matinée de los sábados)

En las tardes voy a mi cita con el médico
y le platico de nuestras ganancias en taquilla,
de que nos pillaron en las afueras de un motel
y saldremos publicados mañana en el Variety
porque ambos somos grandes actores,
además de tomar café juntos y ser amantes,
que nos enamoramos por primera vez
en el cruce peatonal de una ciudad con balcón,
octavo piso y cafetera

En las noches, y quizá porque el transporte
es caro, tardado y poco confiable,
nos ponemos tristes como una pareja sin hijos,
como el reverso de los discos de Portishead:
glaciares de un bosque andino o canadiense,
una cajetilla abierta de Camel,
pins que diseñaste y donde dices que el amor
si dura, dura el día entero

Por eso tomo el teléfono,
leo tu mensaje y marco y te confirmo
que las cosas siguen en su sitio,
donde las dejaste y donde empezamos
de nuevo





LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS (AL CINE CON LIZ GALLARDO)

Quiero decirte que eres bellísima,
que por ello hay diecisiete pingüinos
en la Antártida salvados de ser envenenados
y los glaciares –con sus sílabas de aceite blanco–,
te entregan sin sangre el agua del oleaje:
coro de dragones, espejo que se rompe,
sonido de peces que muerden el légamo
de los puertos abandonados, sol que todo
joven marinero busca en tus piernas,
beso que cubre de brisa las raíces
de los árboles, amores que en su pasión
detallan el sabor de las nueces en aljibes
de celofán que rompen los sabuesos de ginebra
un domingo por la tarde





OSAKA CERCA DEL CIELO

No, Daniela, no eres la musa,
acaso el blanco móvil al que disparo,
el rostro bonito con su propia sucursal de mails,
el postre –flan con caramelo ¿te parece?– en los comerciales,
las ganas de verte en la tele y sentir cómo se desliza hacia mí
el relámpago silencioso de lo que fue tu grito en Osaka
y envuelve la noche

Eres la mermelada en los dedos,
el take me down to the paradise city
where the grass is green an the girls are pretty

Eres el pentagrama en el Sagrado Corazón de Jesús

Mi familia cuando estoy triste y apago las luces
y todo adquiere la magia de las historias discretas





FELIZ AÑO NUEVO, MISS CANADÁ
        
He dejado de llenar formas,
he tachado algunas partes de este libro
que leo y administra la construcción
de nuevas fuentes para declararte
la guerra

Ya sé: Se termina el año y compartimos,
en pérdidas y ganancias, cifras muy parecidas;
pero ambos sabemos que firmar la paz
no garantiza la fiesta y por eso disparamos
primero

Quisiera, y eso lo sabes tú más que nadie,
escribir residencias de hombres valientes
que se vuelvan locos por tus nalgas
–roqueros, no patriotas, no caudillos–
que rompan huesos y bailen como buenos
samaritanos entre mujeres desnudas
de una tribu africana

Que la razón no sea salomónica,
polvo de sus propios lodos;
que una noche baste para desmentirnos
y hacernos trizas, y por supuesto,
sin dejar escuelas o tendencias

Por eso lo único que pido a Dios es que te desnudes
en mis manos como aquélla noche en el Grand Théatre de Ginebra;
que el tiempo y sus ciento cincuenta metros de marcha no se lamenten
de volvernos contemporáneos

Es fin de año y toda mi esperanza está en tu boca,
jamás en la palabra de otro





SIN ISLAS PARA DESCANSAR

Que otros paguen el daño que hice,
que sea un oso de felpa,
que un niño inquieto me arranque las orejas,
que abrace balones de futbol americano.

Dormir y no llamarme Luis Daniel Pulido,
de verdad ser Tom Brady o Lio Messi
o Clint Eastwood; no temerle a Diamanda Galas,
la humedad que roe los laberintos.

Dormir, ya no levantarme,
que en mis sueños el doctor me autorice
manejar un Volkswagen, que he dejado los lentes,
que no tengo muerto mi ojo izquierdo.

O ir en un barquito sin timón ni destino,
y que Gina me grite: rema, rema, rema.

Que la tristeza es como el agua del río
entre las piedras.

Dormir, y ya no levantarme, y si se puede:
Ya no ser gordito.




POEMA BAJO LA LLUVIA CON BANDERA A MEDIA ASTA

Lo sabes, Tania, que no creo en el arte y sus términos
de calificación según el autor, según la crítica

Creo en lo que provoca sonrisas, postales, sorpresas

Y que si la poesía y los nuevos talentos y el gran espíritu
por el verso, la carne, el bostezo

No se pueden evitar

Como está el país –olvidemos la poética y sus mecanismos–
urge asumir papeles decisivos:

Marchar, disparar, tomar las calles

Tania: este es mi pecho y va por delante



domingo

Poema para Hoy - Donde habite el olvido (Luis Cernuda)

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos; donde habite el olvido.


jueves

Poema para Hoy - Irene Gruss

XIV
Si se me va
el aire se me va
el asma. Temo
por la herida, por la boca temo.
Si exhalara...
Yo te di mi corazón. Si dieras el alma




Javier Aduriz

Entre tus piernas la rabia de vivir
vale la pena



***
Si estas líneas contuvieran algo,
algo al menos del fervor de tu voz,
del brillo inolvidable de tus ojos,
seríamos bien distintos: yo,
un artífice o mago,
ellas, la perfección
pudorosa de un retrato.
Pero no hay nada. Como palabras
absolutamente vacías,
todo reitera una música ausente.


***

Más allá del amor no hay nada, sólo
penumbra de fugacidad, disperso
tiempo que se diluye en tiempo, nadie
sino miseria de nosotros mismos.
Más allá del amor ya todo, formas:
lenta memoria apenas de unos cuerpos,
una fantástica melancolía,
formas de todo lo que fue y ha sido
amante.

***

Ahora te veo. Estás ahí en el cuarto atareada en tus cosas de amor. Te rodean ángeles y algunos demonios. Conque rías nomás, la historia cambia para siempre. Todavía dura un café conversado a la vuelta de la Plaza las Heras. Estás bellísima con tu cartera vieja y esa pasión que te cocina los ojos. Después y casi de inmediato sos los hijos, cada día, cada hora, la vida entera. Levantás la mano y nos despedimos un instante. A continuación llego y es una música fina tu habla. De perderse, como señalaba un amigo. El ciclo de las estaciones. El frío y el calor. La montaña y el río. La sostenida ternura.

***

Solos, vertiginosa condición
de solos, salida cerrada
que no se comprende, que no consigo
mudo, a redobles de sangre,
comprender.
El deseo, el amor
que hubiste por las cosas, humo
disolvente de todo el pasado,
de todo este hoy
que ya fue y que será
y que ahora es aire.
Porque quién puede, quién acierta
acaso
a descifrar la vida,
este cuerpo de imágenes
que a diario mueren
desde tus ojos,
al hombre detenido
y su cigarro acabándose,
tanta pasmosa sucesión
de carne y espíritu
en su decadencia.
Ahora estás cerca, hermano,
y todo pasa
o queda; uno tras otro
quedan, por buscarse,
hombres y días
abrazados a su ceniza eterna:
como vos, como yo, precisamente
solos de conciencia.



***


Elogio de nosotros mismos
Nosotros, los que mentimos a diario,
los que encarnamos el difícil arte
de la locuacidad vacía,
nosotros, los embaucadores
de sordos,
temblones mediocres del infinito
abismo, los artistas consumados
de la transmutación y la astucia,
raza de enanos
irredentos, de perdularios
a domicilio, nosotros,
los sabios, los mezquinos, paralíticos
de la alegría, los entusiastas
del odio, los magníficos,
los elegidos desde siempre
para juzgar y condenarnos.
Deliciosa inteligencia
***

Tu dolor es sagrado.
En tu dolor está el conocimiento,
sabiduría que encarna al hombre.
Camino que no tiene fin,
él es el inescrutable; y ceguera
pretender evitarlo, no reconocerlo
en los pliegues de tu cara.
Empezar a ser hombre,
la conciencia del límite, la conciencia
del límite, la conciencia del límite,
la conciencia del límite,
la conciencia...





domingo

Poema del Día - Puertas abiertas (Juan Manuel Roca)

Una puerta
abierta a la noche
y se pueblan los ruidos
las estancias.
Sus rumorosas bisagras
anuncian
alguien llegado de la lluvia
o los pasos de un lento animal
que invade el sueño.
Una puerta, una grieta
abierta en el asombro.

BLANCA VARELA

De: Ejercicios
I
Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo
yo
y el gran aire de las palabras
Esta mañana soy otra
esta mañana soy otra
toda la noche
el viento me dio alas
para caer
la sin sombra
la muerte
como una mala madre
me tocó bajo los ojos
entonces dividida
dando tumbos
de lo oscuro a lo oscuro
giré recién llegada
a la luz de esta línea
en pleno abismo
abriéndose
y cerrándose la línea
sin música
pero llamando
sin voz
pero llamando
sin palabras
llamando
Poema
Hoy estás en los brazos
de mi feroz imaginación
brazos que han matado
brazos con que tapo mis ojos
con un gesto de lobo
para buscarte un hogar
un lento y suave infierno
donde todo calor
provenga
de una furtiva lágrima
oh líquido mundillo
oh jadeante fantasma
no eres
sino el ojo que estalla
y que deja caer
como si no ocurriera
sus mejores colores
en mi entraña
ojo que hociquea
que peino con la más pura saliva
aquí en mis brazos
entre mis torpes alas de mamífero
la muy compuesta y perdurable nada
para siempre te guarde
y el buen mal ojo salta
y se eleva en el oscuro cielo de mi lecho
y ese cielo
es el marco impreciso de una frente
que ya no reconozco
esa sombra ese objeto esa cosa
con boca con nariz y con oídos




(tell me the truth) 
dime
¿durará este asombro?
¿esta letra carnal
loco círculo de dolor atado al labio
esta diaria catástrofe
esta maloliente dorada callejuela sin comienzo ni fin
este mercado donde la muerte enjoya las esquinas
con plata corrompida y estériles estrellas?
Escena final
he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
a eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa. 




Fuente 
Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.
Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.
La oscura charca abierta por la luz.
Éramos una sola criatura,
perfecta, ilimitada,
sin extremos para que el amor pudiera asirse.
Sin nidos y sin tierra para el mando
Bodas
Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.
La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.



Vals 
No he buscado otra hora, ni otro día, ni otro dios que tú.
Laberinto, pirámide de humo, altura que canta,
pozo que amenaza, tierra de abismo, primavera ciega.
La soledad nos une en la humedad del guisante, en la hinchazón de la ola,
en el sudor de la raíz.
(Brota en el polvo gris de Lima la baya cargada de ira.
Gira el vals, manantial de orina, vaho dorado y golpe bajo,
labios negros, estrujados, fantasma que se
acaricia bajo las uvas amarillas y se flagela al alba con las estrellas.)




Juego amoroso 
Las manos a la altura del aire
a dos o tres centímetros del vacío
no se mirará nada preciso
la polvareda que pasa
el inesperado cortejo de plumas
arrancadas al vuelo
la nubecilla rosada
y tonta que ya no es
el cierraojos y el ábrelos
en la breve opacidad
de una luz que no se ve
y el sueño pies de goma
y azules y brillantes
las estrellas
rientes
párpado sobre párpado
labio contra labio
piel demorada sobre otra
llagada y reluciente
hogueras
eso haremos a solas



(Es fría la luz de la memoria…) 
Es fría la luz de la memoria
lo apenas entrevisto brilla
con insistencia
gira buscando el casco de botella
o el charco de lluvia
tras cualquier puerta que se abre
está la luna
tan grande y plana
tan fuera de lugar
como si de un cuadro se tratara
óleo sobre papel
endurecido por el tiempo
así cayeron en la mente
formas y colores
casualidades
azar que anuda sombras
vuelcos en la negra marmita
donde a borbotones
se cuecen gozo y espanto
crece el yeso de un cielo
mil veces lastimado
mil veces blanqueado
se borra el mundo y se vuelve
a escribir
hasta el último aliento
sólo esto
eternidad aparente
mísera astilla de luz en
la entraña
del animal
que apenas estuvo




Historia
puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama


sábado

Louise Glück - El espino

Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo, para
saber la causa de tu huida, de tu humana
pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa
dejarías caer todo aquello
que has acumulado?



Poema del Día - A quien pueda interesar - José Emilio Pacheco

Que otros hagan aún
    el gran poema
los libros unitarios
    las rotundas
obras que sean espejo
    de armonía
A mí sólo me importa
    el testimonio
del momento que pasa
    las palabras
que dicta en su fluir
    el tiempo en vuelo
La poesía que busco
    es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida


viernes

Poema para Hoy - Lo que siento por ti (Idea Vilariño)

Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.





domingo

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS

Fortaleza

Para impedirte el paso
tendría que levantar
el puente levadizo

siempre
que la excavación fuera profunda
y circundara la fortaleza

pero qué hacer sin foso
sin puente
sin castillo




Libro de grabados

Me detengo en la página
de la rana
y creo sentir
su sangre fría




Amanece


¡Ah!
esta certeza
feliz y solitaria
de que el primer
pensamiento
fue tu rostro




Estrellas invisibles

Hay noches
en que uno descubre
la escalera
la puerta
y la cerradura

pero la habitación
sigue siendo secreta




Culpa

No hacer caso
de tus flores
y árboles
de sombra

no velar
ni cuidar de ti

y abandonarme
al tiempo

al mísero tiempo




El poema

Palabras que vacilan
en el paladar
dudas
en el cielo de la boca




Las palabras

¡Ah! las palabras
que se las dan de exactas
las que se sienten
de mejor familia que el silencio




Cita

Ebrio
al amanecer
conversé
con mis muertos



Los esqueletos

Al parecer
los esqueletos
se arman con huesos
de gente muy pobre

personas que nunca tuvieron
dónde caerse muertas



Abuelo

En las noches
por el ruido
de tu respiración
te sabíamos
presa de fantasmas

pero los mediodías
te llegaban
con un calor dulce
y dormías como un ángel

con quién sueñas
Francisco
ahora que llevas
tantos días de siesta




Jabalí

Erró
por la tierra
eludiendo
los caminos
de los hombres
hasta que la muerte
lo encontró
herido
solo
tan humano




Exilio

Mira el mar
el forastero
acaso piense
que todas las cosas
son ajenas




El poder

Qué lograrás
con ascender
hasta ese cielo
que sangra




Poema del Día - Alucinación de los procesos (Eduardo Gómez)

I.
Las voces lejanas de la noche eterna
se dejan oír en los grillos desolados
en el grito alucinante de los búhos
en el terror de muerte de su presa escondida
en las pesadillas de mi lecho afiebrado
en la nostalgia de otras vidas y otros ámbitos.
Transeúntes del absurdo y el milagro
nos deslizamos sin remedio al acechante abismo
donde rostros apagados y fugaces
parecen juguetear entre galaxias
y exaltar en coro las gracias de la luna.
Intangible y sutil la materia se renueva
con la evaporación incesante de los muertos
que se deshacen lentos en la nada
reorganizando su energía en nuevas formas
en los océanos de astros que giran extasiados.
    
II.
La cigarra que ahora canta
viene de otra que cantaba hace mil años
y así de cántico en cántico retrocedemos al Silencio.
     



viernes

Poema para Hoy - (Blanca Varela)

Toda la palidez inexplicable es el recuerdo.
Travesía de muralla a muralla,
el abismo es el párpado,
allí naufraga el mundo
arrasado por una lágrima.










   

Poema del Día - II (Mía Gallegos)

II
Hay dos caminos en mi vida. Siempre
los hubo. En cada uno hallé un ánfora
con el agua hasta los bordes. De las dos
aguas he bebido hasta saciarme. Mas
ahora, he llegado al final de cada trecho
y las aguas han sido consumidas.
Me coloco el peplo y te escojo a ti, vida,
como tercer camino.



ARKADIY KUTÍLOV

No soy poeta...

No soy poeta. Los poemas son un asunto sagrado.
En ellos todo es etéreo, tierno y claro...
Mejor denme un objeto, que al tocarlo
me haga cantar, o por lo menos
me queme los dedos.






La poesía...

La poesía no es una pose y no es un rol.
Es una lucha eterna,
como la vida misma bajo el sol.
La poesía es mi reacción al dolor,
mi autodefensa
y mi venganza.





Vida mía, poesía amiga...

Vida mía, poesía amiga...
Me ahogaba en los poemas, me congelaba, ardía...
La nevasca no me picoteó los ojos
y caminé con ellas largas distancias.

Dirán: es una pose. Sí, probablemente sea eso...
La vida está hecha de poses y de otras migajas.
Que se pudra la rosa aplastada
¡de sus restos brotará un cardo!

No esperaría a la eternidad ni un minuto,
valoro más los dedos sobre las cuerdas,
para que las prostitutas alegres
se alboroten y hablen de mí.-






Observo el cielo y la tierra...

Observo el cielo y la tierra,
mi oído filtra el canto del canario...
¿Con qué pellizcar al lector
para que su alma suspire con dulzura?

Pasa un muchacho, ingenuo e  inocente.
Solo hay un camino, una sola vida...
Y yo, un malvado, salgo detrás del árbol,
¡y lo golpeo con la culta de la rima!

Yace en el piso, todavía no siente dolor,
otros hombres vienen a rescatarlo.
Como balas en el cargador,
deposito  mi moral en su cerebro.






Ella se fue...

Ella se fue, no se derrumbó el cielo,
y no veo explosiones detrás de la ventana...
Sostengo el vaso, y en él cuatro grados
de una transparente ola gaseosa.-






En la infancia todo...

En la infancia todo, hasta lo más insignificante,
está lleno de sentido:
la luz blanca, la oscuridad de las noches,
el ala, el remo y el columpio...

Y las escamas de los peces manchados,
el pollito, el halcón muerto,
el grito de la lechuza, el abejorro,
el prado después de cortar el pasto.

Como una molécula de vino en la sangre,
como un poema en el cerebro sensible,
como la luna en la noche de julio,
el punto de vista entra en el conocimiento.



Felicidad

¡Todo está en orden! Se soltó el cabello.
La oscuridad nos protege.
Que la luna juegue a las escondidas.
Ya se hartó, ¡ascendió y resuena!

Besos, misterios nocturnos.
Y humea, el agua humea…
Todo está en orden. Tanto que
en cualquier momento estalla la desgracia.











jueves

Poema para Hoy - Comparación (Idea Vilariño)

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.





miércoles

RENATA DURÁN


No viniste de lejos
Viniste de tan hondo
que conozco tu nombre,
conozco tu dolor,
reconozco tu alma.
No viniste de lejos,
ni siquiera has llegado.
Estabas desde siempre,
como un lenguaje escrito
en el fondo de mí,
y te estoy descifrando.




II
Voy a morir contigo cualquier tarde.
Después de ti no quiero a nadie.
Todo el deseo del mundo claudica
entre tus brazos. No hay más allá de ti,
es el amor que nunca se reparte.
Llegaste a ser mi pasión única.
No somos una ilusión cobarde,
si tú no luchas, no lucharé tampoco.
Aceptaré que el tiempo te arranque
de mi lado y moriré esta tarde.





Fui luz, fui roca...      
Fui luz, fui roca
ensangrentada
contra tus locas aguas.
Fui el aire
y las cosas cercanas.
De madera y de pan
para tus dedos insondables.
De aguda claridad
para tus ojos.
Fui todos los cuerpos
que besaste
a través de los siglos.
La piel de la memoria,
la estrella de tus sexos.
Fuimos los dos
la vida dividida
pero no separada.
Somos ahora
compañeros de viaje
y seguiremos siempre
en el polvo del tiempo.
Agua. Luna. Silencio.





No es verdad...
No es verdad
que tú cuentas
conmigo,
ni con nadie.
Sólo cuentas
contigo
y tu mentira.
Entraste en el túnel
de ti mismo,
volcándote
en los otros.
Cuando te puse
enfrente del espejo
te encegueciste más,
y me dejaste
a la orilla de ti,
sin brazos para hallarte.




Después del amor...
Después del amor
vino el silencio
grité toda mi voz.
Morimos juntos
muchas noches.
Incendiamos
recuerdos - voces.
Arañamos las
caricias ajenas.
Nos desnudamos
de otros.
Quedamos
frente a frente
en silencio
para siempre.





Echo raíces en ti...
Echo raíces en ti,
vegetalmente hambrienta
de tu tierra húmeda
y negra.
Creo que por fin te he despedido
Creo que por fin
te he despedido.
Porque logré
que dé lo mismo
que estés aquí
o allá.
De todos modos
estás lejos.




Aquí en mi cuerpo...
Aquí en mi cuerpo
acabó de pasar el mediodía
y por mi piel respira un agua
atardecida.
Los labios están secos,
guardo en la lengua
los aromas.
Si acaso pusieras
tu mano
entre mis muslos,
sabrías que estás vivo.
Saborearías mi sal.
Haríamos un pozo
en el tiempo,
y dejaríamos que el sol
nos madurara.



Poema del día - Vuelvo a la noche (Mía Gallegos)

De pronto vuelvo
a la noche
con mis zapatos de agua.
Me desnudo
en el lento
ejercicio de mis manos
y busco
solamente
un objeto mío,
un pequeño barco,
un cometa,
un circo de inventadas cosas,
figuras cotidianas,
tuyas y mías,
que amo.
Pero sé
que de pronto
me vuelvo inaccesible
y vuelvo a ser silencio
y llama oscura,
donde mi barco
se escapa de tu orilla.

lunes

Poema para Hoy - Desde Siempre (María Clara González)

Desde siempre

Tu paso
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre

Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte

Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios







ODETTE ALONSO

S.O.S. (por si regresa abril)

Pudo haber sido un martes y un balcón colonial
fuiste llegando
breve
a mis zancadas
algún lugar de la ciudad abrió sus puertas
y luego ni relojes
ni miradas severas
tú podías estar en cualquier parte
y la ciudad poblarse
de todos los milagros.
Si hubiera sido abril
siempre las flores
una sábana azul que levitara sueños.
A veces son tan breves los minutos
que la ciudad se puebla de todos los presagios.
Entonces tengo miedo
un miedo universal
a algún viento imprevisto
a que no quede nada
ni la noche.
Por eso se revienta mi granada de tiempo
y levanto adoquines buscando marejadas
porque en abril la lluvia no da tregua
y salimos convencidos de su influjo.
Bajo mi corazón
la ciudad se ha poblado
de todos los secretos
como una alucinante primavera.




Antesala del miedo

Supe de la neblina
y salí al mundo.
El miedo era un planeta extraño
verte venir desde la acera opuesta
toda tu luz burlando el mediodía.
Yo que apuré el asfalto
todo el viento del mundo reteniéndome.
De qué sirve el amor
qué extraña esencia nutre su llegada
para que se convierta en una espera
en una melodía.
Calle para mis pasos
y el mar que desemboca a la vuelta de tus ojos
como el deseo de ser mar
encrucijada.
Qué luz viene de ti que me enceguece.
No puedo darte la felicidad sino su anverso.
Voy a decir amor trazo de sombra y no te marches.
El miedo es un planeta absurdo y cierto.





Sobre la línea

Estamos sobre la línea.
Te escondes tras la columna
y yo te busco.
El ojo nos vigila
no podemos zafarnos
la línea es la medida
y el deseo.
Estamos sobre ella
un paso y nos salvamos
un solo paso y nos volvemos nunca.




En el puente
               A Dora


Al extremo del puente la luz es más intensa
enceguece la luz     cambia nociones.
Las brújulas atrofian su certeza
los mapas desdibujan sus contornos
la noche apaga la verdad del firmamento.
Sólo queda un camino     lleva al final del puente.
Basta extender las manos y preparar el salto
caer hacia el abismo luminoso de tus ojos.





Fábula del aguador y la ciudad de enfrente

       
           "Ella confunde la piel con algún río
                       y al corazón con la ciudad de enfrente"
                                                            F. A. Dopico



Ella confunde la piel con un estanque
canta junto a mi oído su vieja melodía.
Yo le traía el agua
vaciaba la botija en sus arenas
mitigaba su sed.
La sed mi corazón en la ciudad de enfrente
un río subterráneo para mis pies cansados.
Yo ganaba su sed
y me iba a buscar frutas al pie de la montaña
para escanciar el néctar sobre sus dientes nuevos.
Un día no volví
al pie de la montaña era el abismo
pozo donde caer agua que hierve.
Ella confunde el corazón con una espera larga
canta junto a la fuente
espera por las aguas que no llegan.
Oh mi ciudad dormida
qué silbido recuerda a las aguas de antaño
que corriente vendrá de nuevo a tus orillas. 





Los amantes de Pompeya

La luna era distinta hace un segundo
te iluminaba
entraba por la hendija como un sorbo.
Moriremos de amor amiga mía
presiento que un tropel desciende de las cumbres
siento su oleada tibia presionando mi espalda.
Moriremos de amor
todos los vientos llegan como una manotada
y yo cubro tu cuerpo lo incorporo
quiero aliviarme en ti.
Hace un segundo la luna era distinta
y no había ese susto en tu mirada.
Algo nos viene encima
ese sordo rumor es un presagio.
Cierra los ojos pronto amiga mía.
Es el amor que llega.





En Buena hora

Este dolor sin fin me llega en buena hora
cuando no tengo un pozo
donde volcar mi pena.
También mi corazón quiere lanzarse al río
saltar como una piedra sobre el acantilado
buscar el brillo de la noche en sus pupilas.
También cosió el silencio el hueco de mis labios
los besó una muchacha que no volvió jamás.
Su nombre era el rocío
el frescor de la menta
su mano un aletear de mariposas.
De espaldas
el espejo parece una estocada
una noche sin ojos.
En buena hora me llega este dolor.





Balcón al mar

Llego a tus costas
como al reverso menos cruel de la moneda
y tengo todo el tiempo para amarte
aunque el amor no sea más que alguna carta
a veces una espera.
Me desvisto en el muelle
me deslumbro
tiendo mi mano para hallar otra respuesta
y allí estás tú
allí vuelvo a encontrarte
toda tu firma voluntad sobre mis huesos.
La Habana
al otro lado
es una mancha
una extensa muchacha de luces en la espalda
siempre llena de veredas y centauros.
Porque no soy igual a los demás es que te amo
cuando la muerte es una rosa de los vientos
un golpe de suerte
una limpia palmada sobre el hombro.
Porque no soy igual a los demás es que te canto
que asciende mi canción buscando un puerto
un balcón frente al mar
donde dejar mi mano
donde dejar toda mi voz a buen recaudo
sobre el reverso menos cruel de la moneda.




sábado

Poema para Hoy - Ausencia (Jorge Luis Borges)

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde. 




jueves

Poema para Hoy - Latitud (José Angel Valente)

No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.

Se disuelve en el aire el llanto roto,
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.

El pensamiento melancólico
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.



Hoy andaba debajo de mí mismo... (José Angel Valente)



Hoy andaba debajo de mí mismo
sin saber lo que hacía.

Hoy andaba debajo de la pena
con risa inexplicable.

Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas.

Hoy andaba debajo de las aguas
sin que fuese milagro comparable.

Hoy andaba debajo de la muerte
y no reconocía sus cimientos.

Andaba a la deriva por debajo del cuerpo
confundiendo los dedos con los ojos.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin poder contenerme.


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