sábado

VINICIUS DE MORAES

AUSENCIA

Dejaré que muera en mí el deseo de amar tus ojos dulces,
porque nada te podré dar sino la pena de verme eternamente exhausto.
No obstante, tu presencia es algo como la luz y la vida.
Siento que en mi gesto está tu gesto y en mi voz tu voz.
No quiero tenerte porque en mi ser todo estará terminado.
Sólo quiero que surjas en mí como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío en esta tierra maldita
que se quedó en mi carne como un estigma del pasado.
Me quedaré... tu te irás, apoyarás tu rostro en otro rostro,
tus dedos enlazarán otros dedos y te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró, porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos en la niebla
suspendidos en el espacio
y acerqué a mí la misteriosa esencia de tu abandono desordenado.
Me quedaré solo como los veleros en los puertos silenciosos.
Pero te poseeré más que nadie porque podré irme
y todos los lamentos del mar, del viento, del cielo, de las aves, de las estrellas,
serán tu voz presente, tu voz ausente, tu voz sosegada.


SONETO DE SEPARACIÓN

De repente la risa se hizo llanto,
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.

De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hiso el drama.

De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.

El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente.


CANCIÓN DEL DEMASIADO AMOR

Quiero llorar porque te amé demasiado,
quiero morir porque me diste la vida,
ay, amor mío, ¿será que nunca he de tener paz?
Será que todo lo que hay en mí sólo quiere decir saudade...
Y ya ni sé lo que va a ser de mí,
todo me dice que amar será mi fin...
Qué desespero trae el amor,
yo que no sabía lo que era el amor,
ahora lo sé porque no soy feliz.


LA AUSENTE

Amiga, infinitamente amiga
En algún lugar tu corazón late por mí
En algún lugar tus ojos se cierran al recordar los míos
En algún lugar tus manos se crispan, tus senos
Se hinchan de leche, desfalleces y caminas
Como ciega a mi encuentro...
Amiga, última locura
La tranquilidad suavizó mi piel
Y mis cabellos. Sólo mi vientre
Te espera, lleno de raíces y de asombros
Ven amiga.
Mi desnudez es absoluta
Mis ojos son espejos para tu deseo
Y mi pecho es tabla de suplicios
Ven. Mis músculos son dulces para tus dientes
Y áspera mi barba. Ven a sumergirte en mí
Como en el mar, a nadar en mí como en el mar
Ven, ahógate en mí, amiga mía
En mí como en el mar...

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