LXVI
No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no
quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi
corazón
del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te
odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor
viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá
la luz de
enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la
llave del
sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de
amor
porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y
fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario